¿Qué tan lejos estamos de erradicar la violencia machista?

El 25 de noviembre fue el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Este año, se conmemoró en un contexto donde el feminismo está cada día más presente y la bandera del Ni Una Menos se extiende por toda la región. Al mismo tiempo, la violencia de género en la Argentina arroja unas cifras aterradoras: 1 femicidio cada 23 horas. La educación en las escuelas, las denuncias y ampliar las redes de contención pueden ser las herramientas para erradicar la violencia machista de una vez y para siempre

Por Patricia Cuesta

Edición: Diego Adur

La fecha tiene su inicio en el asesinato de las hermanas Mirabal: Patria, Minerva y María Teresa. Ellas eran dominicanas y se opusieron a la dictadura de Rafael Trujillo. Habían adoptado el símbolo de las mariposas representando la libertad y la lucha que llevaban adelante. Trujillo tenía un rencor particular hacia Minerva Mirabal, por la libertad que ella pregonaba: quería ser una más, estudiar en la facultad y peleaba por los derechos de las mujeres y en contra de la dictadura. Además, el dictador había tenido intenciones de índole sexual con ella, cuando aún era una joven, y había sido rechazado. Eso hacía que la afrenta contra ella fuera aún mayor. Las hermanas Mirabal fueron brutalmente asesinadas por su lucha política y se convirtieron en un ejemplo por su coraje para no doblegarse ante el poder ni ante el machismo reinante en esa época.

Así, se instituyó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la No Violencia contra las Mujeres y es una fecha que se extiende a todos los ámbitos donde las mujeres desarrollamos nuestras actividades: el ámbito doméstico, el ámbito laboral y el espacio político.

La violencia machista y su abordaje en las instituciones educativas

Las situaciones de violencia de género que atraviesa nuestro país y el mundo son aterradoras. En Argentina se comete un femicidio cada 23 horas. ¿Cuál es la razón? Hay quienes se sienten dueños de las mujeres y si ellas no les responden como esperan, la solución que hallan es deshacerse de las mujeres. ‘Mía o de nadie’ se entiende en la lógica machista. Y así, todos los días tenemos que lamentar un nuevo femicidio.

Es necesario erradicar la violencia machista desde sus comienzos en la vida de las mujeres, por ejemplo, en los noviazgos adolescentes. Hoy en día, las jóvenes tienen mucha fuerza para defender sus derechos y reclamar por Justicia. Sin embargo, muchas veces siguen estando sometidas a ciertas personalidades psicópatas desde muy temprana edad. Es necesaria una Educación Sexual Integral (ESI) presente en cada institución educativa, que analice y trate de solucionar los problemas reales de la vida de las adolescentes.

En el ámbito escolar, también se debe abordar el 25 de noviembre con mucha fuerza. Debe haber un día en las escuelas para que pueda hablarse de la violencia que sufren las mujeres y no dejarlo a la buena voluntad de un docente o una docente que se preste a hablar del tema. Debe generarse de manera efectiva una política pública de educación.

Una sociedad patriarcal y los micromachismos

Cuando hablamos de la mirada patriarcal y el machismo imperante no nos referimos exclusivamente al hombre. Existen muchos hombres con una mirada feminista de la vida y hay varias mujeres con una mirada patriarcal.

En los micromachismos que suelen darse en la vida en pareja o familiar, no se trata necesariamente de violencia física, pero sí hay una violencia psicológica hacia la mujer. Por ejemplo, cuando el hombre le exige a la mujer conocer sus contraseñas en las redes sociales y tener la clave de desbloqueo de su teléfono. También sucede cuando se da por asumido que todas las tareas domésticas y el cuidado de hijos e hijas recaen exclusivamente en la mujer. Para algunas mujeres, a veces es más sencillo ver esta violencia simbólica en otras personas, amigas o compañeras, que darse cuenta que ellas mismas están sufriendo algún tipo de violencia machista.

La lógica machista

Las personalidades psicópatas muestran una cara encantadora en público, son simpáticos y amables, pero en la intimidad expresan esa violencia machista con sus parejas. Pueden confundir tanto, que incluso la denuncia de la mujer es desestimada por el propio círculo familiar. ‘Cómo te va a haber hecho eso si es tan bueno él’. Así, el discurso de la mujer es cuestionado, es puesto en duda y clasificado como una exageración.

La violencia simbólica, que muchas veces está presente aunque no nos demos cuenta, lo primero que hace es separar a la mujer de aquel grupo primario en el que la mujer podría encontrar refugio y ayuda: la separa de su familia, de amigos y amigas. Nadie se queda en un círculo de violencia alegremente. Cuando están inmersas en un círculo de violencia del que no pueden salir es porque lo primero que hicieron los violentos fue autoflagelarlas, sacarles la voluntad y crearles una dependencia total y absoluta.

Es muy difícil salir de ese círculo de violencia. Todo lo que se pueda hacer, empezando por la ESI en los colegios, va a ayudar a reconocer los distintos tipos de violencia machista y ayudar a las mujeres a denunciarla y evitarla.

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